La
comunicación de malas noticias es una práctica inherente a la medicina.
Las
guías elaboradas para realizar esta tarea poseen un gran valor, pese a que son
orientaciones generales que deben ser
adaptadas a cada situación particular por el juicio y la prudencia de cada
médico profesional.
Aunque la comunicación de malas noticias es una práctica que se debe ejercer a
diario en hospitales y clínicas. Hay una
percepción global, en Colombia y en
otros países de Suramérica y el mundo, relacionada con que no se ha
impartido en los médicos una
formación integral que los prepare para
comunicar adecuadamente
sucesos inesperados al paciente y su familia.
Los médicos deberían recibir un
asesoramiento especial para exponer estas informaciones con tacto y de forma
respetuosa
En
estudios que se han hecho en el mundo se han descrito tres formas de dar malas
noticias:
1. Una forma aséptica: "Su hijo de murió".
2. Una forma compasiva: "Nos llenamos de tristeza y no hacemos nada más".
3. Una forma compasiva y positiva: (es la forma más recomendable). Donde nos compadecemos pero hacemos algo por el paciente.
Toda noticia por mala que sea tiene algo positivo por lo que se puede calmar u consolar siempre.
Dentro de
las estrategias para dar malas noticias se prefiere la forma compasiva y
positiva, teniendo en cuenta que el paciente tiene derecho a obtener del médico
toda la información relacionada con su salud y cuando médicamente no sea
aconsejable informarle, se le suministrará a una persona que lo represente,
siempre equilibrando el mensaje a dar entre los principios de autonomía y el de
beneficencia y no maleficencia.
Si
bien la muerte constituye el escenario más complejo y doloroso, son
especialmente complicados los casos donde ésta no es predecible o se generan
situaciones inesperadas
La
agresividad de los pacientes y su deseo de buscar culpables. La desconfianza en
los profesionales y el sistema, las extenuantes rutinas de trabajo y pacientes
que deben atender los médicos a diario son algunos de los obstáculos que agravan la situación al momento de comunicar malas
noticias. En caso de que el médico sea culpable de algún error reversible o
irreversible que afecte directamente al paciente y su familia este deberá ser
consciente de su error para no empeorar aún más lo que sucedió.
Es
importante que el médico que haya cometido el error tenga siempre presente el
código de ética que lo rige y le informe
a la institución sobre su responsabilidad en el accidente para que así sea más
llevadera la situación con el paciente y la familia del mismo. Adicionalmente este
previo y honesto aviso permitirá que el médico busque soluciones en conjunto
con la institución para la cual trabaja.
No
se dispone de un procedimiento acordado de la manera de cómo comunicar una mala
noticia. Pero, si está claro que cuando
el médico comete un error procedimental debe comunicar sin tecnicismos y sobre
todo con un gran sentido humanístico lo sucedido. Pedir perdón, decir: lo
siento o lo sentimos es el paso a seguir después de explicar claramente y sin
rodeos lo que sucedió, es decir, el porqué y el cómo de equivocaciones fatales que en algunas
ocasiones generan la muerte para el paciente y un dolor irreparable en su familia.
Al pedir
disculpas o decir un lo sentimos a la
familia de parte del hospital o la clínica por la pérdida irremplazable de un ser querido, se
mitiga el sufrimiento y se le transmite a los seres queridos del fallecido apoyo
y comprensión por parte de la institución.
El código de ética médica
define los principios
ético-morales que deben caracterizar al médico y se destaca la importancia de
realizar una buena comunicación médico- paciente. En casos de fallecimiento es
indispensable una adecuada comunicación con la familia del mismo.
La
vida, la muerte y el sufrimiento son hechos cotidianos; la comunicación, su
tabla salvadora. Después de la muerte del paciente, se debe centrar la
ayuda y atención en el sufrimiento de
los familiares por esa pérdida. En especial cuando la institución ha tenido
alguna culpabilidad por omisión o un mal procedimiento en dicho fallecimiento.
Martínez
Cortés define la comunicación como una
de las potencialidades de la persona, para salirse de sí mismo y comprender al otro, para consentirlo,
ayudarlo ó por lo menos acompañarlo. Esta definición es clave y no debe quedar
en la teoría debe ser puesto en práctica por todos los médicos en todas las
situaciones de su quehacer profesional.
Si bien
es cierto que la extenuante carga laboral que llevan a cuestas los médicos limita
la cantidad y calidad de comunicación sostenida con los pacientes. Los médicos
deben ser conscientes que una comunicación adecuada con sus pacientes les ayudará en la mejoría
de sus enfermedades, pues está comprobado que una buena interacción es el
comienzo para la recuperación del paciente. La comunicación, según su utilización, puede convertirse en un medio para lograr
excelentes fines
terapéuticos.
Sabiamente
el vicepresidente de la sociedad argentina de terapia intensiva dijo, “Nuestros
pacientes no necesitan magia. Nuestros pacientes necesitan de parte
del médico conocimiento,
compromiso y dedicación, porque la relación entre un médico y su paciente es tan simple y
tan profunda como un diálogo entre dos seres humanos” José Luis Contreras.