¿Cómo estructurar una estrategia de crisis?

¿Qué hacer cuando una marca creada en años amenaza con acabarse en cuestión de minutos?

¿Cuántas veces no ha visto usted nombres de organizaciones altamente reconocidas, ser virtualmente destrozadas ante la opinión pública por un medio periodístico o un correo electrónico? Ninguna compañía está exenta de ello, pero, ¿cómo prepararse?, ¿qué hacer cuando se presente?


Una crisis de imagen es una situación que pone en peligro el equilibrio normal de la organización y que ha sido generada fuera del alcance de su voluntad, afectando principalmente a sus consumidores, a la sociedad y a las comunidades cercanas generando reducción o anulación de la intención de compra.

Hoy, los ataques a través de internet son considerados uno de los factores de mayor riesgo para las compañías. El denominado hacktivismo ha generado que muchos mensajes fluyan en la red, logrando un ataque directo a las compañías y sus productos. El “hacking” por ejemplo, es una acción en donde un hacker logra ingresar y alterar la página de la compañía para promocionar su campaña de desprestigio. En el Spoofing, quienes desean atacar a la organización, diseñan un sitio web similar con el propósito de generar ataques contra los productos. Y finalmente está la página de Boicot cuyo objetivo es crear una especie de protesta virtual que consiste en atacar los productos, invitando a la opinión pública a generar el veto de compra.

Las organizaciones actuales no dependen de tener productos, dependen de tener clientes. Cuando estos deciden no volver a generar compras a una organización, porque se encuentran vinculados emocionalmente a una situación como por ejemplo un escándalo público, las ventas de la compañía caen y la organización puede desaparecer.

Prevención
Un buen proceso de gestión de crisis no depende de cómo enfrentarla o cómo solucionarla, depende de cómo prevenirla. Así pues, la primera fase para el manejo de una situación de crisis es la prevención, en ella se establecen las matrices de riesgo donde se jerarquizan los riesgos potenciales, y a partir de allí se calculan los diversos tipos de índices como el R2i (Reputational Risk Index) o el riesgo de contraparte.

Ambas mediciones, en donde se calculan los riesgos y la capacidad que tiene la organización para enfrentarlos o para evitarlos, permiten establecer qué tan propensa está la organización ante una situación de crisis. En este sentido, se desarrollan las estrategias previas que buscan evitar esa situación. Sin embargo, eso no exonera la organización de situaciones fortuitas.  
Cuando la organización ha establecido la fase de identificación de los riesgos potenciales y la afectación que estos tienen sobre los públicos de la compañía, es momento de generar acciones.

Una vez determinada la situación se establece qué tipo de vocero va a tener la organización, quiénes integrarán el comité de crisis, y qué acciones se van a tomar para enfrentar la situación y mantener la reputación de la compañía.

Construya Capital Social
Las cifras de pobreza e indigencia en Colombia han dado una nueva visión sobre el panorama social que se vive actualmente en el país: El 46% de la población vive en condiciones de extrema pobreza. Ante esta situación, surge la inquietud sobre cuál debe ser el compromiso que deben tener las empresas en el empleo y ejecución de estrategias de responsabilidad
Originalmente, la responsabilidad social ha surgido dentro del marco de las situaciones de crisis. Hacia la década de los setentas y ochentas casos como los de Exxon Valdez y NIKE sirvieron de base para que las organizaciones generaran compromisos para evitar involucrarse en situaciones de crisis a través de códigos de comportamiento ético, lo que hoy en día se conoce como la responsabilidad social empresarial.

Gracias a ella, la organización construye un capital social en los ciudadanos que reconocen la existencia de compañías responsables dispuestas a crear un compromiso hacia la sociedad en la que se desenvuelven y por lo tanto tienden a generar una actitud favorable hacia la marca.

Al enfocarse la organización en los programas de responsabilidad social debe tener en cuenta no sólo los púbicos que afecta con su gestión, sino también las necesidades sociales de los mismos.

Una buena gestión de responsabilidad social empresarial depende de las políticas y la misma filosofía de la organización; no sólo de los objetivos estratégicos sino de los entes rectores que fijan los miembros de la compañía para el cumplimiento de esos objetivos.

En conclusión, una buena estructuración de crisis permitirá a la organización asumir un compromiso social, con el fin de evitar una opinión pública desfavorable asociada a un acto irresponsable.

Choque
En esta fase, si la organización es responsable de la situación que le está generando una imputación, debe desarrollar una intervención inmediata sobre las víctimas, en miras a reducir el impacto del problema.

Es aquí donde el vocero, el comité de crisis, y los asesores de comunicación deben estar preparados para enfrentar la crisis y saber qué hacer y qué decir.

El éxito de la organización en ese proceso de respuesta ante una situación de crisis, se relaciona con la capacidad de recuperarse del ataque y poder defenderse. Es evidente que hay situaciones que pueden generar pánico, por lo cual es fundamental que la organización ofrezca una respuesta rápida para evitar que el silencio genere incertidumbre y que la incertidumbre genere rumores o más ataques contra la marca.

Recuperación
En esta etapa la organización debe generar un acto simbólico donde la opinión pública comprenda que la situación ha finalizado. Es importante que la gente aprecie que la organización seguirá actuando de forma responsable para cumplir con quienes resultaron afectados en el incidente.

Después de haber enfrentado una situación de crisis, la organización debe hacer un balance sobre esa situación, analizar cómo la enfrentó y cómo hubiese podido enfrentarla mejor, para finalmente realizar un proceso de gestión del conocimiento.
El objetivo final será devolver la confianza tanto a los consumidores como a los empleados de la organización. No se trata de olvidar sino de obtener enseñanzas de la situación; hay que integrar esas situaciones a la política de prevención de la compañía.